Nota: Chicos, estoy recibiendo los finales para "Dos Extranjeros en una ciudad lejana", escriban lo que se les ocurra que pasará y me lo mandan a juansems@hotmail.com y yo los publicaré.
En el Parque.
Llegó al parque a las nueve y media de la noche, mucho antes porque los nervios y la ansiedad lo llevaron allá, compró un coctel para que éste fuese haciéndole tragar todo lo que se revolvía en su garganta y que poco le dejaba musitar palabra; se sentó en una silla y sacó su cuaderno de notas para leer un poco de lo que estaba escribiendo y ver si le podía agregar algo nuevo.
El reloj marcó las diez, levantó la mirada y esperó, mirando en todos los sentidos, buscándola.
Pasaron personas, minutos, canciones, hasta que el celular sonó, un número desconocido y la ilusión de que fuera ella, con mariposas en el estomago contestó.
-¿Aló?-dijo
-¿si?, ¡No!, estás equivocado.
¿Trancón? A esta hora no hay trancón, ni siquiera hay casi carros en las calles, es sabado y prácticamente nadie sale en ellos, porque van dispuestos a emborracharse.
-¿Aló?
-Hola, ¿JuanSe?- se escuchó al otro lado.
-Si, con él.
-Estoy en el Parque Gómez ¿Dónde estás vos?
-Estoy en la esquina de Amsterdam Pub.
-Ya sé donde, espérame ahí.
Colgó y caminó hacia donde ella le había dicho.
A lo lejos la observó, lucía hermosa, camiseta a rayas blancas y rosa, un pantalón blanco y unos tennis color rosa, se acercó mientras pensaba, “ella se cambió y yo estoy vestido igual que en la tarde, ¡qué mal anfitrión soy!”
Ella lo vio y sonrió, se acercaron, un beso en la mejilla de él que le hizo erizar la piel.
-Muy bien y ¿vos?- respondió ella.
-Excelente, pensé que no ibas a venir.
-Disculpa la demora, pero es que fui a casa a darme un baño y a cambiarme de ropa para poder venir.
-Estás hermosa- le dijo.
-Gracias.
-Realmente apenas te vi me gustaste más, tienes un aire, una sonrisa y algo que me encanta, no se, te veo y me siento tranquilo, en confianza.
-Gracias, vos también me pareces super atractivo, y no se, me generaste tanta confianza y curiosidad por tu figura, por tu manera de acercarte y por la nota, que por eso decidí venir, porque me pareces diferente y quiero conocer un poco, que se esconde en tu interior.
-¿Quieres comer algo?- le dijo él.
-Si.
-Vamos a un sitio que sé que te va a gustar.
-Bueno.
Volvió otra vez a su contexto, aun estaba en el parque, el celular en la mano, el auricular en el oído, al otro lado escuchó.
-¿JuanSe?
-Si.- Respondió él.
-Mira, soy Uvita, no voy a poder ir al parque hoy, estoy muy cansada y solo quiero dormir, dejémoslo para después.
-Listo, no hay problema.
-Un beso, que te vaya bien.
-Lo mismo.
Colgó el teléfono, miró el reloj, eran las diez y ocho minutos, sonrió, bebió del coctel y siguió escribiendo.