jueves, 11 de febrero de 2010

Un Adiós y un Gracias

Luego De Un año y medio alojado en blogspot, quiero dar las gracias a éste por prestarme el servicio, hoy parto, pero contento y agradecido por todo lo que hicieron por mi... me alojaré de ahora en adelante en Wordpress, tal vez como una jugada de un sueño personal que siempre he tenido y éste es el primer paso.

igual, seguiré leyendolos a todos y los recomendaré en ese otro blog.

la dirección es la misma: http://juansems.wordpress.com


espero visitas y comentarios al respecto por allá tambien...

un abrazo

y gracias a todos por todo...

viernes, 5 de febrero de 2010

Don Fidel

A Cata...

Cuando Andrea llegó a ese apartamento, recordó la frase que le habían dicho por teléfono.

“Subes tres pisos y luego doblas a la izquierda, en el apartamento del fondo, te va a abrir una mujer de unos treinta años llamada Carla, quien es hermana mía”.

Tocó la puerta y esperó a que ésta se abriera. Carla, sorprendida por la figura de la enfermera, la miró, su cuerpo esbelto, cabello rubio, labios rojos, minifalda, tal vez sacada de una película, la invitó a seguir y le dio todas las indicaciones sobre su padre, quien había sufrido un derrame y había perdido la movilidad de su lado izquierdo.

Mientras caminaban por la casa, Carla le iba mostrando uno a uno los lugares, además de darle los horarios para las pastillas de su padre y la dieta que éste debía seguir.

-Si ves algún indicio de mejoría, me llamas a mi o a mi hermana.- le recalcaba a cada instante.

Andrea afirmó, mientras dejaba a Carla en la puerta, quien iba retrasada para el trabajo.

Fidel, como se llamaba el padre de Carla, estaba postrado en su cama, cuando Andrea se paró en la puerta para mirarlo más detalladamente, él la miró fijamente a los ojos azules que alumbraban en su cara y sonrió, tal vez con picardía, tal vez con ese deseo cumplido de algún día tener una enfermera que pareciera las que había visto en revistas y películas extranjeras, esas sexys enfermeras que despiertan en muchos hombres esa hambre de mujer perfecta que muchas veces quieren.

Ella sonriente, lo saludó con una leve venia de su cabeza, él con un gesto le dijo que se acercara, ella accedió y él con su cabeza le señaló el libro que había sobre la mesa de noche, ella lo tomó, quitó el separador, se sentó al lado izquierdo de la cama y empezó a leerle.

Don Fidel escuchaba esa melodiosa voz que cada vez más lo iba metiendo en la historia, tal vez valió la pena la espera para una nueva enfermera; Andrea seguía leyendo. La imaginación de Don Fidel era demasiado grande y se había imaginado las cosas más sexuales con ella, pero viéndose en la condición que estaba le parecía imposible.

Andrea sonreía mientras leía, se paró, fue por una pastilla, la puso en la lengua de Fidel y le dio varios tragos de agua para que éste bebiera y se tragara la gragea, volvió a sentarse y siguió leyendo, la cabeza del anciano seguía maquinando cosas, entre otras imaginaba si bajo la falda de ella habitaba la tanga roja que siempre en los disfraces de halloween habían puesto y de repente empezó a mover su brazo izquierdo.

Ella, asustada por el movimiento del brazo, pensó que era tal vez normal, pues era un poco torpe y tosco, siguió leyendo tranquilamente, Don Fidel sonreía, empezó a subir por la pierna con su mano izquierda mientras miraba de reojo el recorrido de la misma, Andrea se preocupó por el movimiento y quiso llamar a Carla, pero desistió cuando vio que el anciano volvía a quedarse quieto.

La mano de Fidel volvió a empezar la marcha, empezó a excavar bajo la falda hasta encontrarse en la entrepierna de ella, de reojo miró lo que cubría su sexo y vio ese leve destello rojo pasión que alegraba el panorama, lo hizo a un lado y empezó a mover lentamente los dedos, con la velocidad que éstos recientemente recuperados le permitían, Andrea no dijo nada, simplemente disfrutó.

lunes, 1 de febrero de 2010

Historia de un Triangulo.

Nota: Ésta historia nace como burla a todas las declaraciones sobre las causas del terremoto ocurrido en Haití y por ende, al ser una burla, tiene unos cuantos errores geográficos, para así hacerlo mucho más incoherente que lo que han dicho al respecto.

Cuando nací, fui condenado al destierro o al menos fui rechazado rápidamente por el resto de personajes que hacían parte del club de los dioses, pues era hijo de Poseidón y Hera, si, fui algo así como el fruto de los cuernos que le puso la mujer del dios de dioses con su hermano. Y por eso, cuando se hizo la repartición de bienes o de dones entre los dioses, a mi me correspondió hacer algo tan simple que me encomendó papá en un sitio especifico del mundo, además de ser condenado a la gula insaciable, donde iba a tragar y a tragar a todo ser humano o aparato construido por él, que se me acercara.

Al principio fue fácil, no era sino sacar mis manos a la superficie y ellos se rendían poco a poco ante mi fuerza y terminaban siendo devorados por mi. Pero luego de unos cuantos miles de siglos y años, todo fue cambiando, la tecnología, los aparatos construidos por el hombre y el mismo hombre, cosa que me pudo agradar, porque de las embarcaciones de madera se pasaron a unas de materiales más sofisticados y lo mismo los aparatos, que ya volaban tanto por el cielo como por el mar y a veces era difícil agarrarlos, pero fueron un delicioso manjar para mi paladar.

Pero esto trajo malísimas consecuencias para mi, pues el chisme de que era imposible pasar por mis territorios, que comprendían cerca de un millón de kilómetros cuadrados, se había regado por el mundo tan rápidamente que pronto fueron disminuyendo los platos de comida, hasta desaparecer.

Asi fue que en más de ciento veinte años no probé bocado y no supe qué hacer, pensé y pensé tanto que me cansé y tuve que esperar algo nuevo que me ofrecieran, o alguna embarcación perdida que cruzara por mis territorios, porque era de la única manera que me podía alimentar muy esporádicamente.

Un día, en medio de mi tedio, me fijé en una isla, olvidada por todos, tanto como África, donde Rá hace de las suyas, donde la gente se muere de hambre, los ricos son siempre más ricos y los pobres cada vez más pobres, donde el agua potable no existe, donde las guerras civiles abundan y donde los extranjeros van a hacer de la lujuria su más grande tradición, en jurisdicción de mis predios, prácticamente una vecina mía, que realmente no le hacía falta a nadie.

Decidí empezar por ella mi pensamiento expansionista y como algo que nunca había hecho en mi vida, decidí desabrocharme el cinturón y fue cuando salió un poco a relucir algo que estaba guardado por siglos y siglos, pues ese simple acto movió el piso en Haití, por lo que hice de la destrucción de una isla, mi más grande alimento, ya que la corriente trajo hombres, barcos y demás cosas que pudieron hacer parte alguna vez de la infraestructura de ésta isla que hoy en día tiene gracias a mi, la atención del mundo puesta sobre ella y hoy en día, mientras me termino de acomodar aun sigue sufriendo rigores que traen consigo todos mis movimientos con tal de volver a captar la atención del mundo y sobre todo de alimentarme.