lunes, 1 de febrero de 2010

Historia de un Triangulo.

Nota: Ésta historia nace como burla a todas las declaraciones sobre las causas del terremoto ocurrido en Haití y por ende, al ser una burla, tiene unos cuantos errores geográficos, para así hacerlo mucho más incoherente que lo que han dicho al respecto.

Cuando nací, fui condenado al destierro o al menos fui rechazado rápidamente por el resto de personajes que hacían parte del club de los dioses, pues era hijo de Poseidón y Hera, si, fui algo así como el fruto de los cuernos que le puso la mujer del dios de dioses con su hermano. Y por eso, cuando se hizo la repartición de bienes o de dones entre los dioses, a mi me correspondió hacer algo tan simple que me encomendó papá en un sitio especifico del mundo, además de ser condenado a la gula insaciable, donde iba a tragar y a tragar a todo ser humano o aparato construido por él, que se me acercara.

Al principio fue fácil, no era sino sacar mis manos a la superficie y ellos se rendían poco a poco ante mi fuerza y terminaban siendo devorados por mi. Pero luego de unos cuantos miles de siglos y años, todo fue cambiando, la tecnología, los aparatos construidos por el hombre y el mismo hombre, cosa que me pudo agradar, porque de las embarcaciones de madera se pasaron a unas de materiales más sofisticados y lo mismo los aparatos, que ya volaban tanto por el cielo como por el mar y a veces era difícil agarrarlos, pero fueron un delicioso manjar para mi paladar.

Pero esto trajo malísimas consecuencias para mi, pues el chisme de que era imposible pasar por mis territorios, que comprendían cerca de un millón de kilómetros cuadrados, se había regado por el mundo tan rápidamente que pronto fueron disminuyendo los platos de comida, hasta desaparecer.

Asi fue que en más de ciento veinte años no probé bocado y no supe qué hacer, pensé y pensé tanto que me cansé y tuve que esperar algo nuevo que me ofrecieran, o alguna embarcación perdida que cruzara por mis territorios, porque era de la única manera que me podía alimentar muy esporádicamente.

Un día, en medio de mi tedio, me fijé en una isla, olvidada por todos, tanto como África, donde Rá hace de las suyas, donde la gente se muere de hambre, los ricos son siempre más ricos y los pobres cada vez más pobres, donde el agua potable no existe, donde las guerras civiles abundan y donde los extranjeros van a hacer de la lujuria su más grande tradición, en jurisdicción de mis predios, prácticamente una vecina mía, que realmente no le hacía falta a nadie.

Decidí empezar por ella mi pensamiento expansionista y como algo que nunca había hecho en mi vida, decidí desabrocharme el cinturón y fue cuando salió un poco a relucir algo que estaba guardado por siglos y siglos, pues ese simple acto movió el piso en Haití, por lo que hice de la destrucción de una isla, mi más grande alimento, ya que la corriente trajo hombres, barcos y demás cosas que pudieron hacer parte alguna vez de la infraestructura de ésta isla que hoy en día tiene gracias a mi, la atención del mundo puesta sobre ella y hoy en día, mientras me termino de acomodar aun sigue sufriendo rigores que traen consigo todos mis movimientos con tal de volver a captar la atención del mundo y sobre todo de alimentarme.

7 comentarios:

Zimonrock dijo...

Ey Juan Ke chimba de escrito parce.. mera imaginacion te felicito parce.. ke envidia tener esa habilidad para escribir!

Jennifer Gutierrez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jennifer Gutierrez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

BIEN JUANSE!!!

vico gonz dijo...

Qué manera de mirar el acontecimiento! Tu "broma" desborda ironía... y muchos mensajes.
Si me perdonas el lenguaje... es un pellizco en las bolas de la humanidad.
Besosssssmilessssssssssss

silvia zappia dijo...

ídolo!

(y coincido con los dichos de mi amiga Vico)


mil besos*

Laurita!!! dijo...

jajajaja... Algo diferente y divertido!!!

Un abrazo!!!