viernes, 30 de enero de 2009

Felicidad

La puerta se abrió, desperté ahí mismo y levanté la mirada, la vi ahí parada al frente de la cama, me miró fijamente a los ojos y se metió en mi cama.

-Hola- me dijiste, luego besaste mis labios.

-Hola, ¿estoy soñando?- te pregunté.

-No, es real, he vuelto.

-Pero ¿por qué después de tanto tiempo?

-Porque me di cuenta de cuanto te amaba. Igual me dijiste siempre que me esperarías.

-Y así lo hice.

-Eso veo, no has hecho nada, no has cambiado nada desde que me fui, no pensé que fuera así y ahora veo que era real eso que decías sentir.

-Siempre fue real, estuve ahí esperándote, no fui capaz nunca de volver a relacionarme con nadie más, solo quería estar contigo.

-Es cierto, pero yo no creí eso.

-Si, por eso te casaste y tuviste hijos y después de tanto tiempo volviste, Incrédula o tal vez con esa necesidad de compañía ahora que te has quedado sola.

-Por Favor, no seas tan franco, igual estuve llena de dudas todo éste tiempo. Ahora mejor dediquémonos a disfrutar y a revivir esos sentimientos que teníamos.

-Tienes razón, pero mejor dejémoslo para mañana que estoy cansado, viejo y aun me falta un poco mas de tiempo durmiendo, y ya no soy el mismo de antes con respecto a dormir pocas horas. Igual muchas gracias, te amo demasiado, soy hoy el hombre más feliz del mundo, no sabes cuanto tiempo esperé por este día.

 

Ambos habían terminado una relación muy larga cuando eran jóvenes, dijeron amarse, se dedicaron el tiempo cien por ciento el uno al otro, tenían planes de futuro y de familia. Pero un día todo terminó, problemas que se fueron acrecentando, ella no fue capaz de volver, él solo juró esperarla por siempre. En esa época ella tenía 19 y él 20, eran jóvenes, pero él ya estaba seguro de lo que quería, de a quién quería. Ahora luego de 65 años, ella vuelve a su lado, esperando encontrar todo lo que él le había prometido, esa promesa de soltería por siempre, de estar esperándola y de amarla solo a ella por siempre.

Al otro día, ella despertó primero que él, se recostó en su pecho y veía la sonrisa dibujada en su rostro, ella también estaba sonriente, recordaba esos momentos de su juventud cuando dormía junto a él.

Lo sacudió para que se despertara y eso no ocurrió, le dio un beso para que despertara y eso no ocurrió, le hizo cosquillas en los pies y tampoco despertaba, puso su oído sobre el pecho y no escuchó su corazón palpitar. Una lágrima corrió por su rostro, se recostó en su pecho a llorar, a desahogarse, luego empezó a sonreír y recordó lo que él le dijo: “el día que tu vuelvas seré feliz y ya podré morir tranquilo.”

domingo, 25 de enero de 2009

Domingo

El reloj sonó a la hora que yo lo había puesto, alegre y con una sonrisa en la cara me desperté, cosa extraña, ya que muchas veces maldigo al reloj por sacarme de mi sueño profundo, pero hoy no, hoy era con premeditación que lo había hecho y estaba feliz por hacerlo.

Me levanté sonriente, bajé a la casa, saludé a mamá con un beso en la mejilla y empecé a hacer mis labores, barrí la casa, luego sacudí los cuadros y las mesas, todo como siempre lo he hecho, solo que hoy lo hice mas temprano, como lo hacía antes de convertirme en una persona que duerme hasta las doce del día los domingos y deja todo para apenas se levanta y a veces le dan las cuatro de la tarde arreglando la casa.

Cuando terminé, descansé un poco, hice una ilustración de las que te gustan, te escribí algo bien lindo como siempre y busqué unas cuantas manillas para entregarte, me bañé y me vestí, la ropa fue la que más te gustaba, esa que te hacía sonreír y decirme “como estas de lindo hoy, me encanta como te queda esa ropa”, almorcé, miré el reloj y todo estaba totalmente planeado, el tiempo estaba dando a la perfección.

El reloj marcaba la 1:30 p.m. como siempre, arreglé la cocina y subí a mi habitación, empaqué mi cuaderno de escritura para mostrarte todo lo que te he escrito, cogí mi bolso, el celular y el Ipod, bajé otra vez a la casa y miré el reloj otra vez, apenas habían pasado dos minutos.

Tomé el teléfono, marqué el número de tu casa, sonó dos veces y contestaste tu, solo dije “amor, ya…” y me quedé callado, ahí mismo vino a mi mente todo, ¿Quién era yo para llamarte amor?, realmente hace mucho tiempo que no tengo derecho a llamarte asi, además recordé que tus domingos ya no hacen parte de los míos, que tus planes ya no son conmigo, recordé que ya no puedo ir a ver peliculas a tu casa, ni comer bocatto como siempre lo hacíamos, recordé todo eso, tu pronunciabas mi nombre y yo solo opté por colgar y dejar esos animos para el día que se pueda. Ese “voy para allá” que no fue pronunciado quedará para quien sabe cuando, pero hoy no podrá ser.

Volví a mi cama, prendí el televisor, tomé mi cuaderno de escritura y retraté mi domingo a tu lado, pero sin ti.

miércoles, 21 de enero de 2009

Pintura Infantil

-         Mami, mira lo que hice.- dijo Juan a su madre.

-         Muy bonito, pero ¿por qué pintas un cielo tan oscuro?

-         Es la noche mami.

-        ¿y por qué la luna es morada?

-     Porque la hice en honor a ella, a Morita, la niña que amo, esa que me robó el corazón y que hoy se encuentra lejos, porque cada que miro al cielo, la veo a ella, veo su rostro y sonrío y recuerdo todo lo que vivimos juntos, esos momentos que pasamos, esos días de juegos, esas tardes frías de colada caliente, ese juego a las escondidas en las noches y el beso que me daba de despedida cuando ya su mamá la llamaba para que se entrara. Mami, quiero volver a estar con ella, la recuerdo mucho, mis días no son iguales sin ella. Ojala este año entre conmigo a estudiar y sigamos haciendo los trabajos juntos porque me gusta compartir tiempo con ella, al menos que se siente a mi lado, eso me pondría a palpitar el corazón.

-         Juan ¿Y las estrellas?

-         Mami, las estrellas las tiene ella en el corazón, las tengo yo en el corazón, es el símbolo de nuestro amor.

-         ¡Pero Juan, apenas tienes 5 años!

lunes, 19 de enero de 2009

Ultimo Adiós

Llevo mi mano a mi cara, huelo mis dedos y tu perfume aún sigue ahí, tu perfume lastima mi nariz, lastima mi ser.

He contado ya más de 200 lágrimas desde el momento en que partiste. Puse el Ipod a todo volumen en una reproducción aleatoria y no hizo nada más que martillarme con una sola canción, seis minutos, de mi canción favorita, esa que Jorge González escribió en un ataque de asma. Y hoy hizo con solo darle play al reproductor, salir la primera lágrima.

La ultima palabra que me dijiste “gracias”, sigue retumbando mis oídos, mi cabeza no sabe nada más que pensarte y pensarte y pensarte, mis ojos no saben nada más que llorarte y llorarte, mi cuerpo no sabe nada más que extrañarte y extrañarte. Es tal vez la ultima palabra en mucho tiempo, es tal vez la ultima palabra que escuche, es tal vez lo ultimo que quedaba por decir.

Un largo beso entre la mejilla y los labios, un brazo que cogió mi cabeza y la hizo doblarse sobre tu cuerpo. Un dolor en el corazón y un sueño roto. Un deseo de estar pero sin poder estar. Por eso ahora seré nadie, no estaré cerca, ni estaré lejos, seré yo, pero sin afectar a nadie, borré todas mis cuentas, solo quedará mi correo electrónico del cual tal vez te sepas la clave. Viviré, ¿cómo? No se, simplemente viviré, igual algún día iba a pasar, igual nada es para siempre. Igual las lagrimas se las lleva el agua, igual las palabras se las lleva el viento, las promesas también se van con él, pero mis sentimientos, mis sentimientos siguen ahí, como te lo dije, mis sentimientos estarán ahí, guardados, estancados, nada más que esperándote, nada más que anhelándote. Me dijiste que no prometiera cosas que no era capaz de cumplir, pero después de que vi que mis promesas están vivas, que todo eso que te dije en nuestro tiempo está ahí, te lo puedo asegurar.

¿Seguiré escribiendo? No se, ¿seguiré soñando? Tal vez, igual ya tengo que despertar, vivir en sueños no debe ser lo ideal, vivir la vida, la cruda y dura vida, que hoy, sin más me golpea en la cara, se burla de mí y me dice, que lo merecía, que era lo que me tenía preparado. 

Este fue tal vez mi desahogo, tal vez no se, igual quedarán un sinnúmero de preguntas escritas en mi cabeza, tatuadas en mi corazón, igual quedarán un sinnúmero de respuestas allí también, igual tendrás tú también muchas preguntas y respuestas en la tuya. Pero tal vez ya será tarde para cuando se quieran responder.

Yo sin más me despido. Solo te digo lo que dijo Juan Gabriel alguna vez: "Que seas muy feliz, estés donde estés... Mientras que yo te sigo amando..." Ya hay alguien en la ventana que me llama y voy a ir a buscarlo.

Un beso.

TE AMO

 

De Todito de BBQ.

Dejó la carta sobre su cama, con el nombre de ella en el sobre. Cogió impulso y saltó por la ventana de su habitación.

domingo, 18 de enero de 2009

Mendigo

Como ya era costumbre, llegó a su lugar en el parque, descargó su guitarra, su piano de mano y empezó a prepararse para empezar con su trabajo diario. Trabajo que venía realizando hace un par de meses, le daba para comer, para pagar su transporte y para de vez en cuando comprar algo de ropa.

No era un mendigo mal vestido, realmente pensaba que para pedir dinero a través de su música, tendría que dar una buena impresión de su personalidad. Llevaba siempre su guitarra, un piano de mano, una maleta y una gorra, donde contaba al caer la tarde, las monedas que depositaban los transeúntes.

Sacó su guitarra, su piano de mano lo colgó a su cuello, del bolso sacó un pequeño estante que había construido él mismo y allí exhibía los discos que en su casa había grabado, con las canciones que cantaba en el parque.

Las canciones eran historias de amor, escritas para esa persona que ha amado, que lleva en el corazón, que hoy no lo acompaña, pero que él con su silencio y sus rimas, siempre se ha encargado de recordarla; recordarla por sus promesas, porque no ha sido capaz de olvidarla, porque la ve cada semana y la ve como siempre, hermosa, tan suya, que le parece increíble.

Habían transcurrido ya unas tres horas, él seguía sonriente, como siempre, cantando sus canciones, para hoy traía preparada una nueva, empezó a cantarla y de repente, sin pensarlo, se detuvo, alguien se acercaba, de la mano de otro hombre, era ella, lo miraba fijamente, él no pudo cantar, seguía haciendo un ritmo con la guitarra, todo se le estaba derrumbando por dentro, la gente que lo observaba no entendía qué pasaba, ella se acercó otro poco, el hombre la acompañaba y ella algo le dijo al oído, sacó algo de su bolsillo, un bolígrafo y echó algo en la gorra. El tono de su cara, cambió, se tornó un poco triste, siguió con su rumbo. El músico, siguió con la canción y cantó con fuerza el verso que rezaba: miro el cielo que pintaste algún día en mi pared, le pregunto si aun recuerda lo que nos unió ayer, él agacha su mirada no sabe qué responder, también le haces mucha falta y espera quieras volver.” 

Un aplauso cerró la canción y una lágrima corrió por su rostro, la gente anonadada lo observaba, el hombre con su rostro hecho lágrimas siguió cantando, con más sentimiento que antes y la gente agradeció esa entrega con dinero.

Cuando cayó la tarde, empezó a hacer las cuentas del día, había vendido todos los discos que había llevado, cogió la gorra y empezó a sacar el dinero, lo organizó con esa obsesión que siempre maneja por el orden del dinero y en medio de toda esa plata encontró un mensaje que decía “Te dejo un par de besos por esos versos tan hermosos que siempre me has escrito.” Sonrió, otra lágrima cayó por su rostro, se paró, tomó sus instrumentos, dio media vuelta y la encontró de frente.

viernes, 16 de enero de 2009

Paseo

Todo se había preparado muy bien, la finca esperaba por nosotros, con una piscina azulísima, unos campos verdes donde acostarse a ver las estrellas y otras cosas más que nos harían disfrutar mucho de la estancia en aquel sitio.

La finca era de Frank, él se había comprometido con sus padres a que sería un plan tranquilo, con poco licor, un asado, tal vez lo que necesitábamos era esparcirnos, relajarnos, salir de ese tedio que nos trae la ciudad.

Éramos nueve, cuatro hombres, cuatro mujeres y yo,  los chicos habían llevado sus novias, era una especie de luna de miel, ya todos llevaban mas de 1 año con ellas, yo iba solo como era costumbre en cada plan, no tenía a quien querer, no tenía quien me quisiera y realmente no soy de los que aspira tener una luna de miel con cualquiera. Realmente tampoco creo que alguien fuese capaz de estar conmigo.

La finca era espectacular. Nos divertimos mucho la tarde que llegamos, tomamos unos cuantos tragos, asamos un poco de carne, igual íbamos a estar otros dos días allá, entonces no podíamos asarla toda en un mismo momento.

Llegó la noche, hablábamos mucho, un poco de esto, un poco de aquello, la vida ya nos había hecho los mejores amigos, llevábamos casi 5 años saliendo juntos todos, muchas veces nuestras conversaciones iban cayendo siempre a la burla, a las risas.

Cuando ya empezó a entrar el sueño, decidimos irnos a dormir, la casa tenía seis habitaciones, las suficientes como para que todos durmiéramos en habitaciones separadas.

Me despedí de todos y me metí en mi habitación, me cambié la ropa y me acosté en la cama, saqué el libro que siempre tengo que utilizar como mecanismo para dormir. Todo iba normal hasta que de pronto, empecé a oír gemidos, esto fue algo demasiado extraño para mi, porque eran varios los gemidos que me rodeaban y lo mas extraño aun fue que esos gemidos me excitaban, sentí como mi cuerpo empezó a sentir esas sensaciones que trae consigo la excitación, mi piel se erizaba, la respiración se me empezó a acelerar y en un momento ya estaba desnudo, disfrutando de los gemidos a través del onanismo, mi única fuente de desahogo desde hace ya varios años, tal vez el único contacto con el sexo que yo podía tener.

Luego de un rato, los gemidos se fueron acrecentando, mi velocidad también, el cuerpo se me tensó y acabé, cuando esto ocurrió, me vestí nuevamente, tomé mi libro, me recosté nuevamente en la cama y me quedé dormido.

martes, 13 de enero de 2009

Estrellas


Subió corriendo las escalas del edificio, no quería usar el ascensor, iba contando los pisos. Llegó a la azotea donde el número veintiuno se veía inmenso.

Abrió la puerta que daba a la azotea, sin parar su carrera, miró la estrella que había tatuada en su mano derecha, la besó y se lanzó al vacío.

Ella sintió como el vacío llenó su estomago, sintió el aire frío que golpeaba contra su pecho como diciéndole algo, miró la estrella que había tatuada en su mano izquierda, la besó, soltó la mano del hombre que la acompañaba y rompió en llanto.

domingo, 11 de enero de 2009

Golpes de pecho

Me senté en el techo nuevamente, mi cuaderno y mi lápiz mordido totalmente me acompañaban, busqué no romper tejas como siempre y me relajé. Busqué en el cielo esa luna que nos unió hacía nada más unas cuantas horas y ahí estaba, inmensa, blanca, iluminando una noche azul hermosa, digna tal vez de una fotografía.

Pero hoy no busco una fotografía, solo busco poder retratar un sentimiento en un cuaderno, pero como siempre es mi costumbre, como todo mal pintor, voy a hacerlo con palabras, con letras, con frases.

Miré al cielo y volví a encontrarte, miré al cielo y volví a esos momentos que compartimos en la tarde, te encontré igual de bella a como estabas en la tarde, te abracé igual a como lo hice en la tarde, puse mis labios en tu cuello y tu frente como lo hice en la tarde, te tomé la mano como lo hice mientras empezó a anochecer y la luna empezó a aparecer, abracé mas fuertemente como lo hice cuando la luna empezó a aparecer, empecé a llorar como cuando te dejo, como cuando deposito en mi silencio toda mi tristeza, empecé a llorar y tal vez papá se dio cuenta, porque se despertó a fijarse cuan duro estaba lloviendo.

Me senté en el techo y recordé esas palabras que siempre me decías “es que vos le escribís tus mejores versos a amores imposibles”, si, hoy me di cuenta que si, mis mejores versos, letras y frases se las escribo a amores imposibles y es por eso que espero que tu saques lo mejor de mi, es por eso que hoy a gritos en el techo voy diciendo que serás esa persona que sacará lo mejor de mi, simplemente porque te has convertido en un imposible, un imposible al cual no puedo tener, un imposible al cual recuerdo con tanto amor, un imposible al cual le entrego tal vez en cada letra una palabra que la hace sentir grande.

Pensé y pensé y pensé y no hice nada más que pensar, como escribirte las cosas sin ser tan esquivo, como escribirte y no parecer alguien desesperado, como escribir y decirte eso que siento. Y hoy, luego de tanto tiempo, me golpeo el pecho, como lo hacen los pecadores en la iglesia, y lloro, simplemente porque hace tiempo tuve la oportunidad y no fui capaz de aprovecharla, y hoy luego de tanto tiempo, tal vez, el corazon que siempre te tuvo presente, venció a la cabeza que se estaba empeñando en no hacer nada para volver a tenerte y hoy luego de tanto tiempo puedo mirar al cielo y gritar que te amo, mientras papá mira asombrado desde la ventana de mi habitación como mis lagrimas eran la lluvia que ha imaginado.

viernes, 9 de enero de 2009

El día que quiso volver y ya nada pudo hacer.

Esa noche no durmió, estuvo pensando en qué pasaría al volver a verla, en qué le diría ahí mismo la viera, en qué haría cuando la tuviera al lado. Esa noche hizo lo imposible para que los nervios no se comieran su sueño, no se comieran sus palabras y lo hicieran vomitar silencio.

Despertó con dolor de cabeza, su cabeza se llenó de pesadillas esa noche cuando pudo conciliar el sueño y dejó de pensar en ella. Ahora estaba nada mas que esperando la hora de ir a su encuentro.

Llegó a su casa y la encontró, bella como siempre, con una sonrisa en la cara. Un beso en la mejilla, un regalo que le había comprado y ahí va, otra sonrisa de esas que lo encantaban. Ella se sirvió el almuerzo y él mientras tanto le contaba sus cosas, le hizo una bebida chocolatada como era costumbre. Miradas a los ojos, sonrisas y frases que no sabía él como interpretar. Solamente sabía que era una sensación de esas que le gustaban cuando estaba con ella.

Se acostó a esperar que ella hiciera unas labores que tenía y a descansar su dolor de cabeza. La miraba y la miraba, estaba deslumbrado con su belleza, seguía intacta, tal y como la dejó.

Ella se sentó a su lado y le besó la frente, tal vez esperando que con eso se calmara el dolor, también le exigió a gritos que se tomara una pastilla pero como siempre él con su terquedad le dijo que no.

Viendo Tele…

Ella terminó sus labores y le dijo que se acostaran a ver televisión, él aceptó y se acostaron juntos a mirar caricaturas como siempre, esas series que ambos disfrutan y les gusta mucho. Una caricia va, una caricia viene, cosquillas, los pies de ella entre las piernas de él, las manos de él inquietas solo sabían hacerle caricias, ella le besaba la nariz, el cuello, la frente. Con el transcurrir del tiempo, ella le preguntaba por el dolor de cabeza, las caricaturas seguían avanzando con sus diálogos y cosas graciosas.

Ella sintió sueño y él sin ningún reparo, de hecho, con mucha alegría, pasó su brazo bajo su cuello y ella se recostó en su pecho. Empezó a hacerle las cosquillitas suaves que siempre la hacían dormir, empezó a pesar, se había quedado dormida y él tambien estaba empezando a ser preso de ese sueño. No sabía que hacer con ella en el pecho dormida, empezó a recorrer con sus manos, todo su cuerpo desde la cadera hasta la punta del cabello, le besaba la frente, le acariciaba la cara, se sentía realizado, feliz, se sentía como cuando estaba con ella.

Ella despertó, se estiró y lo miró a los ojos, se quedaron frente a frente mirándose, sus bocas se acercaron, pero no pasó nada, ella no podía hacerlo aunque quisiera, él quería hacerlo pero no podía, ambos respetan mucho a esa persona con la que hoy ella se encuentra. Varias veces pasó esto durante el resto de la tarde. Sonrisas, besos en la frente, nariz y cuello, abrazos, tomadas de manos, caricias. Tal vez la felicidad, lo que siempre les gustaba, tal vez ese reencuentro después de tanto tiempo, tal vez ese sueño de hacer todo juntos estaba volviendo a sus cabezas.

La despedida llegó, él se tenía que ir, ella lo acompañó a la puerta y lo despidió, un fuerte abrazo como siempre, un beso en la frente, nariz y… un beso en la mejilla, un adios, tal vez para siempre, tal vez hasta pronto.

Él le deseó lo mejor en su vida, en su relación, se fue, con su miedo, con esas ganas de volver, con esas ganas de querer estar nuevamente con ella, pero no fue capaz de volver atrás, las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas, el taco en la garganta y darse cuenta que después de tanto pensar, era inútil, ya nada podía hacer.

lunes, 5 de enero de 2009

El Amor...

Sentado frente a su computador, la ventana abierta y el cuerpo desnudo, miraba con constancia esa pantalla que lo acompañaba, un rapero español resuena con sus frases, una sola canción, un coro, un solo verso, una sola frase, una sola palabra.

Solo…

Tal vez esta palabra a veces le dio esperanza, tal vez a veces le dio alegría, hoy solo da tristeza, hoy solo puede ser comparada con soledad, con lágrimas, con llanto, con pensamientos, solo puede ser comparada  con un vacío de algo que quiere pero que no tiene, un vacío por querer escuchar su voz y no poder hacerlo.

Llamadas a todos lados, suena el teléfono y contesta esperando escuchar su voz, pero no, ella no lo llama, mira el computador, la encuentra dentro del msn, pero al hablarle, ella solo es capaz de escupir silencio, ni una palabra cortante, ni una sola palabra.

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Sentada en la casa de alguna amiga, con la puerta del balcón abierta y el cuerpo vestido, miraba con constancia, sonreía con constancia a todos los que la acompañaban, la música cambia cada dos o tres o cuatro minutos, quiere hacer una llamada, pero no quiere hacerla, quiere oir su voz, pero no quiere hacerlo. 

Sola…

Tal vez esta palabra algún día fue fácil para ella afrontarlo, hoy no sabe que hacer, tal vez algún día le dio esperanza, le dio alegría, pero hoy solo le da tristeza, hoy solo puede ser comparada con soledad, con lagrimas, con llanto, con pensamientos, todo puede ser comparado con un vacío de algo que quiere pero que no tiene, un vacío por no querer escuchar su voz.

Llega a casa, solo la llamó ese hombre que ella no quiere escuchar pero con el que quiere hablar. Lo encuentra dentro del msn y ahí mismo se abre la ventana que la saluda, le dice hola, pero ella solo calla. No dice una palabra cortante, ni una sola palabra.

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Ambos salieron de su casa un día cualquiera, cada uno buscando un rumbo distinto, pero el destino, ese que ha unido a tanta gente los obligó a lo mismo. Se encontraron en un parque, inadvertido el encuentro, lleno de incomodidad, él la vio a lo lejos y se acercó, escribió una nota en una hoja de color que llevaba guardada en su bolso, la acompañó de una flor que encontró en el camino.

Le tapó los ojos, le preguntó al oído si sabía quien era y luego le preguntó el por qué de su soledad. Le entregó la nota, ella sonrió como era de costumbre. Pero no dijo nada más.

-¿Qué haces acá?- Le dijo él.

- Realmente lo último que quería era encontrarte acá.- Respondió ella.

- Pero, ¿Qué pasó? Llevo días buscándote.

- No pasó nada y no pasará nada, yo no quiero que hagas nada por mi, no quiero seguir con este juego, no quiero nada con vos, no quiero que me llamés, no quiero que me escribás, no quiero saber de vos, estoy saliendo con otra persona, estoy siendo feliz y con tus llamadas me siento incomoda y con tus escritos me siento incomoda, asi que, mientras mas lejos estemos, mucho mejor.

- Ok, entiendo.- le dio un abrazo, un beso en la frente y se fue del parque.

Esta vez la casualidad, ni el destino, ni dios, ni nadie lo ayudaron para estar con ella, esta vez todo lo llevó al mismo lugar.

Frente a su computador, con la ventana abierta, el cuerpo desnudo, un vacío en el interior, un rapero español cantando la misma canción, un solo coro, un solo verso, una sola frase, una sola palabra.

Ve como ella se conecta al msn y le escribe cosas de amor y bonitas a esa persona con la que sale, él sin consentimiento, sin ganas de decirle hola, empieza a llorar, empieza a sentir como su garganta se vuelve un nudo y sin pensarlo, empieza a escribirle a ella, otro hermoso verso, inútil en lo que aspira conseguir, pero igual a los demás, cargado de amor, de esperanzas, de sueños, cargado de todo eso que uno puede llegar a sentir cuando está enamorado.

sábado, 3 de enero de 2009

Tranquilidad

Rompía las cartas con tal violencia y dedicación para que no fueran capaces de volverse a leer, escuchaba la música a todo volumen en su cabeza y maldecía sin parar. Las lágrimas habían mojado el suelo de su habitación tanto que el charco ya le llegaba a los tobillos, la tristeza era tal que no iba a perdonar nunca eso. Quería acabar con todo, ella, que tanto había entregado a ese amor y ahora veía como todo se le iba de las manos, veía como él partía de la mano de otra mujer, la que ella tanto odiaba, esa mujer a la cual siempre le dijo que no se acercara.

“Vos vas a terminar con esa vieja” siempre decía y ahora se lo decía para ella misma, “maldito seas tu y todo lo que te pase, sea bueno o sea malo, maldito sea, ojala nunca puedas volver a amar en tu vida, ya que estás echando a la basura algo que tanto te entregué, un amor que te otorgué sin ningún objeto” decía para ella misma. Las lágrimas empezaron a mojar sus sabanas, ella acostada en su cama sentía como caían, como caminaban por sus mejillas y al final tenían unos cuantos centímetros de caída libre, sin cuerda, directamente por ese precipicio de su mentón, hacia el colchón.

De repente se paró de su cama, empacó unas cuantas cosas en su bolso, buscó en la mesa de noche, cogió el celular y un par de cosas mas, salió de su casa, su bolso estaba a su lado como siempre, esperando que ella lo usara para algo. Entró en la urbanización de él, los porteros ya la conocían, la saludaron y ella ingresó fácilmente, sin siquiera llamar a anunciarla, subió hasta el apartamento de él. El 803 ese numero que recordaba con total desprecio y odio. La madre de él le abrió la puerta, ella en su mar de lágrimas entró hasta la habitación de él, lo encontró sentado al lado de esa mujer, sacó su revolver, hizo cuatro disparos, se escucharon unos gritos de la madre, ella entró a la cocina, abrió la nevera, tomó una bebida gaseosa y salió caminando tranquila por la puerta del edificio. 

jueves, 1 de enero de 2009

Timidez



Se acabó el año y mientras otros hacen propósitos grandes, trabajo, dinero, salud. Yo solamente pensé en ese amor, ese que ahora me está bombardeando el corazón con tanta alegría, que me llena totalmente, ese que me hace pensar y pensar todo el día.

Pero en ese pensar encontré algo que es muy difícil de superar. Mi timidez. Esa maldita que me impide acercarme, esa maldita que me impide hablar una palabra cuando estoy cerca de ella, esa maldita que no me deja ser yo mismo cuando la veo.

Un beso, un abrazo, una caricia, un saludo, un susurro al oído, un abrazo, un beso, una tomada de la mano, un caminar a su lado, un beso, un abrazo, un sueño a su lado, un querer tenerla, un abrazo, un beso, una salida al cine, una tarde en un parque, un beso, un abrazo, una ida de compras, un helado en un centro comercial, un abrazo, un beso, un concierto de rock, un baile en una discoteca, un beso, un abrazo.

Son cosas que quisiera hacer con Uvita, cosas que me agradaría hacer, como las parejas normales, poder saber que es lo que ella tiene en su cabeza, contarle todo lo que yo tengo en la mía. Pero como siempre, hay un pero, tomarla de la mano me da miedo, mirarla a los ojos me da miedo, todo lo que tenga que ver con ella me da miedo.

Utilizo a un amigo para acercarme a ella, él fue el que primero le habló por msn, me dijo qué decirle luego, fue como un guía para mí. Pero yo ya me cansé de eso y con la llegada del nuevo año decidí lanzarme al vacío, lanzarme a ella, a eso tan grande que siento por ella y que me está matando de incertidumbre. Me cansé ya de mi timidez, de mandarle besos por celular, abrazos por msn, caricias por medio de escritos tontos, de demostrarle con mi guitarra cuanto la quiero, de preocuparme por telefono, voy a salir a la calle a buscarla, a tenerla, a decirle todo lo que pienso, todo lo que siento, a tomarla de la mano, a abrazarla, a besarla, saldré en su busqueda, si yo tan solo no tuviera diez años y fuera mas grande, todo sería mucho mas facil.