lunes, 30 de marzo de 2009

Entre Vitrinas II

Nota: Chicos, estoy recibiendo los finales para "Dos Extranjeros en una ciudad lejana", escriban lo que se les ocurra que pasará y me lo mandan a juansems@hotmail.com y yo los publicaré.


En el Parque.

Llegó al parque a las nueve y media de la noche, mucho antes porque los nervios y la ansiedad lo llevaron allá, compró un coctel para que éste fuese haciéndole tragar todo lo que se revolvía en su garganta y que poco le dejaba musitar palabra; se sentó en una silla y sacó su cuaderno de notas para leer un poco de lo que estaba escribiendo y ver si le podía agregar algo nuevo.

El reloj marcó las diez, levantó la mirada y esperó, mirando en todos los sentidos, buscándola.

Pasaron personas, minutos, canciones, hasta que el celular sonó, un número desconocido y la ilusión de que fuera ella, con mariposas en el estomago contestó.

-¿Aló?-dijo

-¿si?, ¡No!, estás equivocado.

Le ofuscaba siempre que llamaran equivocado, ésta vez le dieron ganas de coger el teléfono y arrojarlo lejos, miró el reloj eran las diez y seis minutos.

Se debió retrasar, un trancón viniendo, pensó.

¿Trancón? A esta hora no hay trancón, ni siquiera hay casi carros en las calles, es sabado y prácticamente nadie sale en ellos, porque van dispuestos a emborracharse.

El celular volvió a sonar, otra vez las mariposas.

-¿Aló?

-Hola, ¿JuanSe?- se escuchó al otro lado.

-Si, con él.

-Estoy en el Parque Gómez ¿Dónde estás vos?

-Estoy en la esquina de Amsterdam Pub.

-Ya sé donde, espérame ahí.

 

Colgó y caminó hacia donde ella le había dicho.

A lo lejos la observó, lucía hermosa, camiseta a rayas blancas y rosa, un pantalón blanco y unos tennis color rosa, se acercó mientras pensaba, “ella se cambió y yo estoy vestido igual que en la tarde, ¡qué mal anfitrión soy!”

Ella lo vio y sonrió, se acercaron, un beso en la mejilla de él que le hizo erizar la piel.

-Hola, ¿Cómo estás?- le dijo él.

-Muy bien y ¿vos?- respondió ella.

-Excelente, pensé que no ibas a venir.

-Disculpa la demora, pero es que fui a casa a darme un baño y a cambiarme de ropa para poder venir.

-Estás hermosa- le dijo.

-Gracias.

-Realmente apenas te vi me gustaste más, tienes un aire, una sonrisa y algo que me encanta, no se, te veo y me siento tranquilo, en confianza.

-Gracias, vos también me pareces super atractivo, y no se, me generaste tanta confianza y curiosidad por tu figura, por tu manera de acercarte y por la nota, que por eso decidí venir, porque me pareces diferente y quiero conocer un poco, que se esconde en tu interior.

-¿Quieres comer algo?- le dijo él.

-Si.

-Vamos a un sitio que sé que te va a gustar.

-Bueno.

La noche transcurrió, sonreían, se miraban, sentían esa conexión que había desde la tarde, comieron, bebieron un par de copas, y quedaron de seguir saliendo para conocerse mejor. Él la llevó a la casa y un beso selló la noche.

 

Volvió otra vez a su contexto, aun estaba en el parque, el celular en la mano, el auricular en el oído, al otro lado escuchó.

-¿JuanSe?

-Si.- Respondió él.

-Mira, soy Uvita, no voy a poder ir al parque hoy, estoy muy cansada y solo quiero dormir, dejémoslo para después.

-Listo, no hay problema.

-Un beso, que te vaya bien.

-Lo mismo.

 

Colgó el teléfono, miró el reloj, eran las diez y ocho minutos, sonrió, bebió del coctel y siguió escribiendo.

viernes, 27 de marzo de 2009

Entre Vitrinas


Caminaba por el centro comercial sin rumbo alguno, miraba a través de las vitrinas hacia el interior, camisetas, jeans, instrumentos, libros. Pero hubo una vitrina que le detuvo, no por la ropa, ni los maniquíes, al interior, unos ojos claros se cruzaron con su mirada, detenido, entró, es un almacén que siempre le ha gustado y en el que ha comprado varias veces.

Ella lo atendió:

-Buenas tardes, en que puedo ayudarle.

-Gracias- le respondió- busco una camiseta.

Sacó una simple disculpa para estar un rato más con ella, el almacén estaba vacío y él solo miraba ese rostro sin maquillaje, esos ojos verdes que seguían cruzándose con los suyos o que lo estaban mirando a él y al verlo levantar la mirada se desviaban pícaros, seguía mirando su cabello rubio que suponía llegaba a los hombros pero que estaba recogido en una moña.

Cogió una camiseta, le sonrió y preguntó el precio.

-Veinticinco mil- le respondió ella.

-y ¿Cómo te llamas?-

-Uvita-

-Mucho gusto, JuanSe-

Le tendió la mano y ella la tomó timidamente.

-No me dejan hablar con los clientes.

-Tranquila, la tienes en talla S.

-Si, di en qué estilo la quieres y vemos si la hay en la bodega.

-ah bueno, tráeme una S.

-Bueno, espera un momento.

Ella subió las escalas, él la siguió con la mirada, su buso violeta y pantalón gris jugaban demasiado y a él le gustaba.

Miró otras camisetas y ella le trajo la que él había pedido.

-Mírala, allá están los vestieres.-le señaló y él siguió su mano.

Sentía como la mirada de ella lo siguió, él abrió la puerta, entró en el vestier y sus miradas se quedaron fijas y solo se rompieron cuando cerró la puerta.

Se sacó su camiseta y se puso la que iba a comprar, se vio en el espejo del vestier, salió a verse en el espejo gigante del almacén, ahí vería si la camiseta hacía juego con su figura, salió y ella lo miró fijamente, le guiñó el ojo.

-Te queda muy bien- le dijo ella.

-Si, me gusta.

-Volvió al vestier, se cambió la camiseta nuevamente.

Salió y la buscó, no estaba, entregó la camiseta en la caja y fue buscando en su billetera el dinero para pagar, ella bajó de la bandeja y le sonrió nuevamente.

Se le acercó a ella.

-¿Hasta qué horas trabajas?

-Nueve de la noche.

-Bueno.

Se acercó a la caja, entregó el dinero y recibió la camiseta en la bolsa, la sacó, arrancó la etiqueta y sacó un lapicero, escribió una nota, se la entregó a ella, le sonrió y salió del almacén.

 

Continuará…


Nota: Con respecto al cuento anterior "Dos Extranjeros en una ciudad lejana", les comento que decidí abrir un "concurso", yo sé cual es el final y lo tengo escrito, pero antes quiero que ustedes escriban el final, quien quiera hacerlo me lo envía  a juansems@hotmail.com, yo publicaré todos los finales que me propongan y al final publicaré el mío.

 

Ésta historia sigue…

domingo, 22 de marzo de 2009

Dos extranjeros en una ciudad lejana

-Ya estoy llegando a la casa- le dije por el celular.

-No llores, estoy entrando al edificio y ya voy a estar a tu lado.

-No, no estás sola, me tienes a mi, soy tu familia, o al menos eso fue lo que asumimos al casarnos.

-Estoy en el ascensor, por eso suena la interferencia, no, no es nada raro, espérame, voy en el piso 8, faltan 3, ¿amor? No cuelgues, cálmate.

-Ya estoy en la puerta, estoy aqui contigo.


Dejé atrás el ascensor, metí la llave en la puerta, la giré, la puerta hizo clic, empujé, sonó un disparo.

viernes, 13 de marzo de 2009

Porque te amo

Dedicado a Vos.


Yo la miraba y lloraba mientras lo hacía. Ella estaba frente a mi, con el cuchillo entre las manos, también lloraba, también me miraba.

-¿Qué pasa?-Le pregunté.

-Nada, simplemente me dio- respondió.

-Ah, y entonces ¿por eso me vas a matar?. Porque te dio-

-No, JuanSe, te voy a matar porque te amo, porque no puedo soportar estos celos que me matan, que salgas a trabajar y yo me mate de la angustia pensando que estas con otra, que yo me mate de la angustia pensando que no me sos fiel, pensando que estas quien sabe haciendo qué con otra mujer.

-Pero linda, si tú sabes que vivo solo por vos, trabajo por vos y estoy siempre pensando en vos, ¿como podés decir eso?.

-JuanSe, es algo que me carcome la cabeza y mejor te mato para estar segura que no vas a volver a preocuparme, porque estaré segura que no me vas a ser infiel nunca y que vas a estar solo para mí.

Se abalanzó contra mi, sentí como el cuchillo entró en mi pecho una, dos, tres veces, sentí como fue apuñalándome de a poco, yo gritaba, inmóvil la veía como desgastaba su rabia contra mi, el cuerpo que antes amaba y al cual me juraba que no sería capaz de hacerle daño, hoy lo acababa, lo desfiguraba, lo apuñalaba sin más.

Sentí como mi piel se desgarraba, mamá me golpeaba para que despertara, yo gritaba sin más, me miré el pecho y realmente no tenía nada, estaba tranquilo, solo un poco de sangre que salió por la nariz como siempre que tenía alucinaciones.

-¿estás seguro que no querés tomarte las pastillas?- me preguntó.

-Seguro- le respondí. Y volví a coger el libro para seguir leyendo.

viernes, 6 de marzo de 2009

Despersonalizacion

Encontré en la gaveta una gran cantidad de drogas, tranquilizantes, ¿Cómo pudo hacerlo? ¿Ya no confiaba en mi?, Yo, lloraba inconsolable, gritaba y maldecía sin parar, buscaba algún indicio de lo que la impulsó a hacerlo, el corazón latía muy fuerte y yo no hallaba nada qué decir.

Ella se despertó, era extraño, supuestamente había acabado con su vida, despertó y volvió a romper en llanto, yo la miraba ahí sentado en el borde de la cama, del lado de ella, la miré y le acariciaba el costado derecho, sentía sus curvas, que aún seguían intactas, pese a que ya la edad estaba haciendo de las suyas, yo había perdido hacía rato mi figura. Pero igual ella me amaba y yo tambien. Acariciaba su costado, bajaba hasta la cadera y volvía a subir, ella volteó, me miró, su llanto paró un rato y una sonrisa salió de sus labios. Tal vez le sorprendió verme alli, te amo tanto, dijo, no sabes cuanto, yo creo que por eso es que estás asi, tal vez es por eso que tomé esta decisión, yo asentí, volvió a voltearse, siguió llorando, tomó el teléfono e hizo una llamada.

-Buenos días, para denunciar un homicidio.-dijo ella.

-Si, el de mi esposo.

Tiró su brazo como para abrazar a alguien, yo me asombré y ella gritó y siguió llorando, me paré y me vi ahí, acostado en la cama a su lado, no respiraba, estaba casi morado.

lunes, 2 de marzo de 2009

Chocolate

Siempre la veía pasar en la escuela, su cabello rubio, sus ojos verdes, zapatos color rosa, tan rosa como su piel, a veces los cambiaba de color para que hicieran juego con su ropa de otros colores, solo porque sabía que los colores resaltaban demasiado con su piel y si eran ácidos mucho más, porque su piel combinaba con todo.

Esperaba los recreos para observarla, ella pasaba siempre con dos amigas, era las únicas con las que hablaba de todas las que estudiaban con ella, se sentaban en el mismo muro, mirando hacia el mismo mural, escuchando música que cargaban en sus celulares, un poco de punk rock no estaba mal.

Yo esperaba ansioso nada más que ese ritual que la caracterizaba, luego de un rato del recreo, ella sacaba un chocolate de su bolso, lo desenvolvía, lo ponía entre sus dedos, esperaba a que se derritiera y luego de un rato los chupaba hasta acabarse el chocolate que casi liquido estaba en ellos.

Llevaba mucho tiempo viéndola, me gustaba, la retrataba casi a diario, siempre en técnicas distintas, prosa, poesía, cuentos, canciones, frases, sueños, pero de alguna manera lo hacía. 

Un día ella estuvo en el mismo muro, con las mismas amigas, la misma música, pero sin el chocolate; yo ya sabía cual era su favorito, así que fui a comprarle uno y le escribí una nota, se las llevé y entre mi pena se la entregué y me alejé casi corriendo.

Ella dejó que el chocolate se derritiera  en sus dedos, se lo comió y luego sacó papel y lápiz, escribió algo y sonrió, una de sus dos amigas se me acercó con una sonrisa en su cara y me entregó, la nota, ésta simplemente decía: “Gracias por el chocolate y especialmente por sentarte a diario a mirarme, a escribirme, a retratarme, espero ser tu musa eternamente. Uvita”.