lunes, 10 de agosto de 2009

Estrellas en las manos

“El día que quieras volver, pinta una estrella en tu mano izquierda y sonríeme, un beso, que todo te salga como lo tienes planeado. Te quiere y piensa.”

Fue el ultimo mensaje que le envió donde le pedía que volvieran a rehacer lo que antes tenían, sonrió, tal vez pudo ser interpretado de otra manera, pero sonrió, miró el cielo y siguió su camino.

Tenía 21 años, a partir de ese día, empezó a dibujarse una estrella en su mano derecha, esperando algún día entrelazar sus dedos con la mano izquierda que tenía la otra estrella dibujada, pero fue difícil.

Siguieron viendose, viviendo momentos juntos, salidas, días, tardes, noches, horas de cine, de verano, de sonrisas, de peliculas, de antaño, horas con sabor a café y a alitas picantes, horas que olían a Ralph Lauren y a cerezas, y a flores y a menta, y a coffee delight de crema de whiskey, horas de poemas, de peleas, de gritos, de adoraciones, horas de abrazos, de cosquillas, de masajes y de amores, de amores difíciles. Él siguió haciendo cosas, siguió viéndola con los mismos ojos, corriendo a su lado cada que la necesitara, él siguió a su lado, apoyándola, mimándola, mirándola, extrañándola. Vivieron así muchos muchos años. Muchos tatuajes en la piel que se hicieron juntos, sangre derramada, lágrimas, sonrisas, juegos de mesa y tardes de concierto. Sueños, pesadillas, maldiciones y creaciones, pensamientos y trabajos juntos, negocios, parrillas, asados. Sabores, sabores que pasaron, que siguieron, que vivieron.

Ella siguió adelante, él también, realizaron sus sueños, sus deseos fueron multiples, pero nunca dieron el paso, él seguía con su estrella dibujada en la mano derecha, ella lo acompañaba en todo, un día, por cuestiones de la vida, se separaron, cada uno tomó su camino y siguieron adelante, se siguieron viendo, no con tanta constancia como antes, pero se siguieron viendo, él sentía aun las mariposas en el estomago, ella tambien, pero nunca más volvió a pasar nada.

Los años pasaron, el tiempo tambien, a él los años, sus cuestiones de salud que le aquejaron desde muy joven se le fueron agravando y poco a poco fue deteriorando su vida, ella ni cuenta se dio, él la dejó, nunca más volvió a hablarle, pasaron años, más años.

Sesenta años después, ella miró su reloj, su soledad, las fotos de la antigüedad, recordó esas cerca de mil quinientas fotos que se había tomado con él, vio la repisa y encontró las fotos de sus hijos, esos que la habían abandonado para buscar su propia vida, lejos de casa, su esposo se había marchado cuando los niños eran muy pequeños y ella fue padre y madre a la vez, ese día, sintió la necesidad de verlo, de abrazarlo, de volverlo a sentir, como en la juventud, ese día tomó un marcador, dibujó una estrella en su muñeca izquierda, fue a la casa de él y se encontró un cartel que anunciaba su muerte.

14 comentarios:

Melissa dijo...

pucha q tristeza...
esperar tanto pa darse cuenta.....

Víctor dijo...

Noooooooooooo...que cruel hermano, sutilmente cruel, pero hermoso...me siento identificado, pero desde mi enorme, basta y pobre imaginación...miles de veces me he imaginado lejos estando cerca de la mujer que amo y quisiera que no sólo fueran dos estrellas las que nos unan sino el universo entero...parce, que buen escrito.

Juana Macías Moreno dijo...

A veces ocurre, dejamos que el amor se nos escape. Esta historia es terrible. Genial, Juanse. Y esa estrella como una luz como una esperanza que al final se clava en el corazón. Me encantó.

Besos, Juanse.

amarilla dijo...

uich no quisiera q eso pasara..

Ricardo Rivera Vasallo dijo...

Desesperante, desgarrador.
Cuan irresistible y quebrante puede resultar una escena así, donde las paredes se derrumban y surge ése gusto tan amargo imposible de curar.
Una vez más, genialísimo.

Saludos, Juanse.

Anónimo dijo...

Bellísimo. Muy, muy bueno.

ALEJANDRA dijo...

Hola:)
Me dio tristeza pero es genial leer buenos escritos como los tuyos.
Nunca dejare que el amor que tengo a mi lado se valla.
Te felicitooooo ♥

Ana Frank dijo...

Qué triste. ¿Por qué las cosas no se hacen cuando tienen que hacerse? No hay tiempo más que el corazón. No hay horas más que los sentimientos. ¿Cuándo vamos a aprender que la felicidad está en hacer lo que sentimos cuando lo sentimos y no en un "después" que puede ser nunca?
Felicitaciones por el escrito, me encantó :)
Besos Juanse. Y mucha energía.

Laurita!!! dijo...

Uy!!! Juanse... Que dolor.
...Muchas veces tardamos en darnos cuenta de lo que realmente son las personas, para bien o para mal, lastimosamente la mayoria de veces, lo hacemos... Cuando es DEMACIADO TARDE!!!... :s
PD: Como siempre Excelente!!!... XD

Patrimonio dijo...

Visita la cultura; comenta las imágenes, la lírica… la experiencia misma.
Antofagasta Chile - Al bicentenario 2010.

Eduardo Galleguillos Castro dijo...

Tiene pinceladas oscuras, y no deja de sorprenderme eso tan fulminante que poseen tus escritos.
Son definitivamente sorpresivos, la palabra se enreda; se hace nudo y se desarma.
Un abrazo

Adrianina dijo...

Un dejo de tristeza en este texto, no por eso deja de ser fresco y bello...
Trajo a mi mente el tango; El día que me quieras.

Besitos Juanse.:-)

vico gonz dijo...

Muy buen relato...lo disfruté realmente.
Me gustaría poder pensar que esas estrellas se entrelazarán algún día,pero no puedo porque tu desenlace me gusta más!!!!
Besossssmilessss

silvia zappia dijo...

Es hermoso, y cierto.Algunas veces se nos hace tarde...

Muy buen relato,como siempre.
Besotes!